Cuando compré esta silla no era así. Así era como imaginaba que iba a quedar, un silloncito gustaviano.
La realidad era muy distinta, estaba cubierta por un tapizado azúl y en parte roto de tela plástica, que muestro en una foto mas abajo.
Y no me equivoqué, al sacar el tapizado encontré una estructura que era tal como la había imaginado... Y comencé a trabajar en mi proyecto. Primero le retiré la parte superior que no estaba bien pegada y se movía. La volví a encolar, quedó firme.
Luego hice cortar en una carpintería una madera terciada para el frente del respaldo y la clavé alrededor de la estructura.
Al asiento le coloqué cinchas nuevas, los resortes que tenía y cubrí todo con una tela.
Las patas que es lo único de madera que quedaba a la vista las pinté al estilo gustaviano, con pintura al agua blanca y un envejecido
Una vez elegida la tela comencé a tapizarla y quedó lista para presentarla a fin de año en la exposición de los Talleres del Museo Nacional de Arte Decorativo
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